'The Batman': la actitud de los 00s con la tecnología del futuro
Ave Maria
The Batman tenía todos lo ingredientes necesarios para conjurar
una gran película, una lástima que Matt Reeves no sea un buen cocinero. Con dos
Planetas de los simios a sus
espaldas, el director de ‘Battinson’ lanza una propuesta interesante, pero que
no llega a funcionar.
La oscuridad del caballero de la
noche se mantiene presente a lo largo de todo el filme, dificultando su
visionado incluso en la gran pantalla. Se entiende el concepto, sin embargo, la
puesta en práctica es inviable. Los 176 minutos de metraje se convierten en 176
minutos de puro frenetismo, en los que las acciones se suceden una tras otra
sosteniéndose en un guion vacío y fácil.
Imagen promocional de The Batman
Salgo del cine aturdida. No es el
primer filme sobre este personaje al que me enfrento. Las películas de Nolan no
abandonan mi cabeza mientras camino hacia el metro. ¿Qué ha hecho Reeves que me
ha molestado tanto? Simple y llanamente
lo mismo que el director de Batman begins:
las mujeres. Sentada en la butaca me pregunté: ¿es que no hay ni una condenada
mujer en el cuerpo de policía de Gotham? Durante más del 80% de la película, la
pantalla la ocupan hombres -exceptuando a Zoë Kravitz, cuyo personaje comentaré
a continuación-. Las mujeres en The
Batman aparecen sexualizadas, sin historia, muertas o siendo “la mujer de”; hay una
salvedad: la alcaldesa, Bella Reál (Jayme Lawson), cuyo personaje parece ser un
lavado de cara para los
tiempos que corren.
Y la “problemática” de las mujeres
en la película de Reeves no queda ahí. La tan esperada Catwoman se nos presenta
como una mujer fuerte e independiente… pero atada a los clichés de siempre. Dos
aspectos concretos me hicieron rechinar los dientes en la sala de cine. El
primero es el romance forzado que el director cuela entre
Batman y Catwoman. Sin ningún tipo de química, casi sin fundamento, vemos cómo
Kravitz besa a Pattinson en la tercera escena compartida, logrando que los
hombres que tengo junto a mí en las batucas vitoreen al Battinson. ¿Es esto lo que Reeves esperaba conseguir? ¿Un compadreo
entre los espectadores medio de su película por llevarse a la tía buena? La segunda decepción llegó cuando, en pleno apogeo de
la película, la protagonista femenina se-deja-llevar-por-sus-emociones actuando
de manera “inconsciente” y siendo refrenada por el hombre,
sangre-fría-pura-lógica, quien básicamente hace un “quita mujer que tú no
sabes”. Este estereotipo manido, propio de una película de principios de siglo,
me dejó tan impactada -entre otros motivos- por su contraste con el uso de la media que hace Reeves.
Las redes sociales adquieren un
papel protagonista en The Batman. ATENCIÓN: SPOILER. El último acto
maligno del villano –The Riddler (Paul Dano)- se confabula enteramente a través
de una red social muy parecida a Instagram. Gracias a ella reúne a un grupo de
personas (500 seguidores) dispuestos a armarse e intentar matar a la alcaldesa.
La asociación de estos enmascarados, los creeps
de la darknet, recuerda a los foros
de la Deep Web donde pedófilos, misóginos, racistas, etc., intercambian
consejos que en la media normal no
podrían hablar abiertamente. FIN SPOILER.
No solo aparecen las redes sociales
en este momento de la película, The Riddler también comunica sus fechorías
subiendo post a internet, con vídeos
ilustrativos y mensajes que azuzan a las masas; ¡incluso llega a hacer un
directo! Reeves ha actualizado Gotham, ¡han llegado las redes sociales! La media es una realidad ineludible para el
director y por ello cala en todo el filme, lástima que el feminismo no haya
logrado el mismo impacto en Reeves.
A pesar de la crítica de género, su
flojo guion, la oscuridad y su larga duración –la cual recuerdas durante la
visualización-, The Batman tiene
también puntos fuertes. La banda
sonora es, sin duda, uno de ellos. El Ave Maria se inserta en tu cerebro, provocando un efecto Pávlov
que ha logrado erizarme el vello incluso fuera de la sala. La mezcla de la
música con planos épicos alivia la opacidad del filme y compensa la mediocridad
del uso del CGI.
Paul Dano sostiene la película, y
menos mal, porque lo que podíamos esperar de Pattinson queda en eso: una mera
esperanza –me atrevería a decir que el personaje de Edward Cullen le permite
mayor expresionismo que el de Batman-. Aunque la trama de la película parezca
deshilvanada, la actuación de Dano hace que merezca la pena la experiencia. Por
otro lado, el resto del elenco se mantiene en la onda de la película. Kravitz
tiene un papel fácil -espero que exploren su personaje en películas posteriores-
y Colin Farrel (The Penguin/Oz) y John Turturro (Carmine Falcone) cuadran en su
rol de mafioso, aunque tampoco hacen nada espectacular. El gancho lanzado al
final vaticina una segunda parte de Battinson
innecesaria y, probablemente, decepcionante.
La película, en general, me pareció
un sin más; no me dejó indiferente
porque logró hacerme enfadar (algo que ya Nolan hace muy bien, pero al menos
dándome una construcción narrativa mejor estructurada). The Batman en su género está un poco por encima de la media, pero
sin merecer las laureadas expectativas con las que ha sido acogida.
Puntuación: ★★★/5
Comentarios
Publicar un comentario